Mi nombre es Vicente, tengo 40 años y he podido vivir la mayor experiencia erótica de mi vida gracias a Santiagocitas, el espacio web de Santiago de Chile donde encontrar chicas Escort profesionales. Para tener un conocimiento más exacto sobre mi aventura, os cuento cómo fue la cita más bonita y pasional que he podido tener en toda mi vida.
A diario trabajo en una empresa en la que se me exige mucho. Viajo constantemente y tengo poco tiempo para el ocio y conocer gente. No tengo pareja y llevo mucho tiempo sin estar con una mujer, ya que no es fácil encontrar a una persona que sea compatible con mi estilo de vida. Un fin de semana de los que tenía libre decidí acceder a una web que me había comentado un amigo donde se puede contactar con chicas Escort. Él ya había probado la experiencia y me dijo que había tenido una cita inolvidable; de hecho, me comentó que no me iba a arrepentir, así que no me lo pensé dos veces y decidí acceder a la web de Santiagocitas.
Este espacio web es muy intuitivo e instantáneo, hasta tal punto que aparecen las chicas Escort inmediatamente en la página principal para que, de forma directa, se pueda visualizar el perfil de cada una. Pude ver las fotos de todas ellas, incluso es de sus pechos y partes íntimas, por lo que no hay filtros ni tampoco se esconde nada, todo queda visible en las fotos, al igual que sus caras. De repente, me topé con una chica Escort que me encantó: piel blanca, ojos claro, pelo rubio, pechos grandes y una sonrisa fabulosa, sin olvidar que estaba en forma y se podía comprobar que hacía deporte. Al ver su perfil me encantó la descripción y, sin pensarlo dos veces, decidí llamar a su teléfono. Al hablar con ella, tenía una voz dulce y delicada que me excitaba muchísimo. Le pedí una cita, concretamos hora y lugar y también me explicó el coste de los servicios, de tal manera que quedó todo bien claro desde el principio.
Al día siguiente, llega la hora de la cita. Recuerdo perfectamente que yo llegué primero y estuve esperando un par de minutos hasta que ella apareció. Me quedé asombrado de lo guapa que era y el cuerpazo que tenía. Llevaba una camisa blanca con escote marcado, pantalones vaqueros muy ajustados, tacones y el pelo suelto. Dimos un paseo de unos 30 minutos mientras hablamos y, a continuación, decidimos ir a un restaurante donde había hecho una reserva para cenar. Durante la cena, estuvo tranquila y relajada, rozaba sus piernas con las mías hasta que, de pronto, me agarra el pene por debajo de la mesa. Vi que se estaba empezando a excitar y que yo le gustaba. Al terminar la cena, me pidió ir a tomar una copa, por lo que se me ocurrió acudir a una discoteca del centro de la ciudad antes de ir a mi casa.
Durante una hora estuvimos en una discoteca tomando un par de copas y bailando un poco. Se veía que estaba cada vez más alegre y ganaba confianza, hasta tal punto que bailaba muy cerca de mi agarrando mi culo y restregando mi pene por su cuerpo. Yo estaba algo empalmado, pero no quería que se notara demasiado; eso sí, me estaba excitando muchísimo y no paraba de mirarle el escote con esas enormes tetas. Al momento, me besó con lengua y yo, mientras tanto, pude tocarle el bonito culo que tenía. Olía muy bien y su piel era verdaderamente suave, pero lo que más me gustó es su forma de besar. Tenía unos labios grandes, blandos y con sabor a vainilla. Al ver que se había excitado mucho, le dije de ir a mi casa y me respondió rápidamente que sí.
Antes de entrar en mi casa, nos estuvimos besando en el ascensor. Al entrar por la puerta, ella me pidió ir al baño y yo fui preparando la habitación. Al momento, aparece por la puerta del dormitorio solamente en ropa interior. Me quedé perplejo e inmóvil, ¡qué pedazo de cuerpo tenía! Me paré a pensar que era la mujer más guapa y excitante con la que había estado. No hizo falta esperar mucho más, ya tenía el pene erecto y duro como una piedra.
Empezamos a besarnos. Yo me fui quitando la ropa y me quedé desnudo. Ella se quitó el sujetador y pude besarle las tetas lamiendo los pezones y tocando con mis manos los pechos. Rápidamente, me di cuenta que estaba muy húmeda y excitada. Me pue un preservativo y me pidió que le metiera el pene ya de una vez, que no aguantaba más. Se puso encima de mí y empezó a cabalgar gimiendo muchísimo. A continuación, la puse a cuatro patas dándole muy duro. Ella no paraba de gemir, cada vez más alto. La cama estaba ya bastante mojada por el flujo que salía de su vagina. Después, lo hicimos de pie frente a la ventana, sobre la mesa del escritorio y, finalmente, acabamos de tener sexo sentándome yo en una silla y ella encima de mí. No podía aguantar más hasta que me corrí encima de sus tetas. Fue algo increíble.
El sexo salvaje que tuvimos fue algo memorable. Nunca había experimentado algo así. Estuvimos un rato charlando en la cama y riéndonos. Después nos duchamos juntos con masaje erótico incluido. Para terminar la cena, me dio un beso y me dijo que había sido una de las mejores citas que jamás había tenido. Le pagué el dinero que acordamos y se marchó diciéndome que le volviera a llamar.
En definitiva, la cita con la chica Escort de Santiagocitas fue alucinante. No voy a poder olvidar algo así teniendo en cuenta el buen rato que pude pasar y el sexo que tuvimos. Me quedé tan satisfecho que al día siguiente me desperté contento, feliz y entusiasmado para seguir con mi vida y mi trabajo con más fuerza. Probablemente vuelva a llamar a esta chica, aunque también es posible que pruebe con otras, ya que en la web aparecen muchos perfiles y cada cual más guapa.