Paradójicamente, la incomodidad tan propia del transporte público puede dar pie a la consolidación de una serie de gustos sexuales que por sus características se reconocen como fetiches, pues se encuentran encaminados más que nada al disfrute de situaciones prohibidas tal y como, por ejemplo, el hallar placer en frotarse contra un desconocido mientras se hace uso del bus o quizás el exhibirse un poco para que alguien más se excite.
Así las cosas, un viaje de rutina al trabajo o de regreso a casa puede convertirse en una experiencia gratificante y lujuriosa en aquellas situaciones en que por efectos de la fortuna alguien se encuentra con la persona correcta y entre morbo y sorpresa surgen caricias y los más ensordecedores encuentros sexuales. La sutileza con la que se suelen despertar las ganas en estas condiciones, más esos toques de exhibicionismo y desenfreno son aspectos que no han de faltar en los relatos eróticos en el bus que en esta sección se comparten.
Fantasear con el placer de lo prohibido
Si por algo empieza a forjarse esta clase de gusto es por las fantasías que se elaboran con tanto detalle gracias a la imaginación y a los diferentes estímulos que se reciben, es así como mujeres y hombres por igual suelen albergar de manera secreta aquellos impulsos de dejarse llevar un poco en sitios que se frecuentan a diario y que disponen de reglas específicas de convivencia, es así como asumiendo otra perspectiva, estos pueden pasar a ser altamente eróticos.
Toquetearse tratando de pasar desapercibido, sonrojarse, deleitarse con una silueta sugerente que se contempla por vez primera, cualquiera de estos elementos permite que se despliegue aquel afán incesante del cuerpo y la mente por hallar el más alto clímax al que puede conducir el gozo del sexo que se vive desde las más puras ganas. Descritas algunas veces como situaciones bizarras, la fascinación por estos relatos es desbordante ya que logran reflejar bastante bien lo que pueden ocasionar unas manos que saben abrirse paso ante miradas furtivas.
Disfrutando de los placeres del exhibicionismo
El exhibirse un poco en público es un ingrediente recurrente que se adopta en las anécdotas de este estilo, por ende, exponer los genitales, aunque ello pueda acarrear problemas se toma como una inyección de adrenalina que dispara mucho más la pasión.
Aunque muchos podrían reaccionar ante todo esto con miedo y con el concepto de que se le está faltando al respeto, la verdad es que son muchos los que ante estas iniciativas les puede más la curiosidad y el morbo, es entonces cuando se dan desde orgías hasta tríos.