Toda esta historia sucedió cuando yo tenía 18 años. Me presento, me llamo Roberto y actualmente tengo 32 años, soy un hombre tímido, que nunca ha tenido mucho éxito con las mujeres, siempre por culpa de ese carácter introvertido que me ha frenado muchas veces a la hora de ir a presentarme a alguna chica que me atrajera físicamente.
Durante mi etapa en la universidad viví experiencias increíbles y una de ella fue que por primera vez probé las mieles del sexo. Por ese periodo de mi vida me juntaba con un chico Gustavo que era más atrevido que yo y me ayudó a perder algo de mi timidez para ser más valiente ante las chicas. Ya llegaba la primavera en el campus y todos estaban preparándose para la gran fiesta de la primavera, donde todos los chicos y chicas juntaban grandes cantidades de alcohol y pasaban tres días de auténtica fiesta loca sin parar. Acercándose la fecha del evento, yo seguía sin encontrar pareja, no me atrevía a decirle a la chica que me gustaba si quería venir conmigo al evento más grande del año en el campus. Esa chica era María, una rubia espectacular muy popular dentro del campus con la que coincidía en muchas de mis clases. Yo nunca había estado con una chica antes es por ello que tenía tanto miedo a declararme, pero todo esto cambió, cuando Gustavo me recomendó hacer algo para quitarme esos miedos. Durante el desayuno, Gustavo me enseño una pagina de prostitución online, donde aparecían unas mujeres impresionantes. Me recomendó que concertara una cita con una de ellas y me estrenará por primera vez en el sexo. Después de meditarlo durante un rato me decidí a dar el paso y empecé a ver las mujeres que se anunciaban, hasta que llegue a Gabriela, una mujer de 35 años con un cuerpo impresionante.
Aprovechando que estaba solo volviendo para la habitación del campus, cogí mi teléfono móvil y me dispuse a concertar una cita con Gabriela. Mi voz se entrecortaba mientras hablaba con ella, para poner día y hora a nuestra cita, pero ya estaba hecho, quede con ella al día siguiente en un hostal muy discreto cerca de la universidad. Las horas previas a la cita yo estuve andando muy nervioso esperando el momento cumbre. Gustavo me aconsejo y me ayudó a estar más tranquilo, diciéndome que lo único que tenía que hacer era dejarme llevar por la escort, que ella sería la que me enseñaría a estar con una chica y me daría la seguridad necesaria para dar el paso de invitar a la chica que me gustaba a la fiesta de la primavera.
Había llegado la hora y me acerque al hostal donde había quedado con Gabriela. En la puerta del hostal estaba esperándome Gabriela de pie. Ya de lejos podías ver su increíble silueta, tenía cuerpo de modelo, con unos pechos impresionantes. Después de saludarnos y darnos dos besos para presentarnos, subimos a la habitación. Ella me pidió que me desnudara, pero al verme tan nervioso, me dijo que me tumbara en la cama que ella se encargaría de todo. Empezó a quitarse la ropa con un baile de lo más sensual, eso empezó a ponerme muy caliente y ya empezaba a sentir mi verga bien hinchada y dura, algo de lo que ella se percato y enseguida se acercó a mi y empezó a desabrocharme el pantalón para bajármelo junto a los calzoncillos. Su rostro al ver mi verga bien erecta fue de auténtica sorpresa, ya que no se esperaba ver un miembro tan grande ante sus ojos. Ella empezó a masturbarme para después meterse la verga en su boca y hacerme una mamada que no olvidaré jamás. Después ella se tumbó sobre la cama abriendo sus piernas, pidiéndome que la penetrara bien duro y por sus gemidos de placer parece que no se me dio del todo mal, estuve penetrándola un buen rato, hasta que al fin mi verga reventó con una gran corrida sobre los pechos de Gabriela.
Después del sexo, nos quedamos un rato acostados en la cama, donde con la excitación del momento en que me encontraba, le conté a Gabriela lo que me ocurría con las chicas, a lo que ella me respondió, que no debía temer el acercarme a una chica, porque era un amante impresionante y eso es algo que una chica no puede dejar pasar. Salí del hostal muy contento de haber tenido sexo por primera vez y después de darme una buena ducha en mi habitación del campus, me cambié y fui directo a buscar aquella chica con la que tanto deseaba ir a la fiesta, para pedirle que me acompañara, porque gracias a la experiencia sexual con Gabriela mi seguridad había aumentado y me sentía capaz de todo.
Ella accedió a acompañarme a la fiesta y ese fue uno de los mejores día de toda mi vida, lo que nunca imaginé es que esa chica a la que lleve a la fiesta, hoy en día seguiría siendo mi mujer y tendría hijos con ella.